El domingo nos tomamos un respiro. Hacía tiempo que no nos adentrábamos al monte a la altura de Pimiango y es una de las excursiones que más me gusta hacer. La escapada fue breve, pero suficiente para recargar pilas y volver al trabajo, que estos días se nos acumula.
Primera parada. La Parra (La Franca, N-634). Nos encanta ir a este sitio de cocina sencilla y riquísima. Además, siempre pedimos lo mismo, contrariando nuestra filosofía para todo lo demás. Y eso nos gusta más aún. Costillas a la brasa, rabas y patatas con alioli. Y el precio no está nada mal, aunque hay varias bodegas por la zona en la que se puede comer rico y más barato. Esas tres raciones, tres cañas y dos helados salieron por 31,84€.
Primera parada. La Parra (La Franca, N-634). Nos encanta ir a este sitio de cocina sencilla y riquísima. Además, siempre pedimos lo mismo, contrariando nuestra filosofía para todo lo demás. Y eso nos gusta más aún. Costillas a la brasa, rabas y patatas con alioli. Y el precio no está nada mal, aunque hay varias bodegas por la zona en la que se puede comer rico y más barato. Esas tres raciones, tres cañas y dos helados salieron por 31,84€.
Después de reposar un poco -me doy cuenta de que en la foto no parece demasiada comida, pero certifico que salimos con una tripada importante-, pusimos rumbo a la campa de San Emeterio, en Pimiango, para dejar el coche. A partir de ahí, caminamos hacia las ruinas del monasterio de Santa María de Tina, un lugar que está cargado de energía y de leyenda y que data del siglo XII.
La primera vez que fuimos allí encontramos un escenario que parecía haber acogido en más de una ocasión a peregrinos y grupos de personas con gusto por lo paranormal. Había papeles con anotaciones de sonidos o 'psicofonías'. Yo, que soy más bien aprensiva para esas cosas, me dejé impresionar bastante por la contemplación de esas anotaciones. De repente, es como si sintieras una enorme presión en los hombros. Y el lugar se convierte de pronto en otro lugar, más enérgico y enigmático de lo que parece a simple vista, que ya es mucho.
Cuando llegamos la caja seguía allí, pero no el cuaderno de las psicofonías. En esta ocasión, enredé un poco entre los papeles y vi muchas peticiones y deseos. Es increíble encontrarse cosas así, siempre me pregunto quién es el que empieza este tipo de ..., no sé cómo denominarlo ¿tradiciones? ¿escenarios de esperanza? ¿Y por qué allí?
Había algunos muy curiosos, como el de la madre que pedía "Que mis hijos sepan elegir el compañero para su vida. Salud para seguir viajando". Delicioso. O el de un estudiante más entusiasta que aplicado y que pedía aprobar 4º con todo sobresalientes, sólo que aprobar lo había escrito con 'V' (adjunto foto).
Después de pasar un rato en este lugar tan especial nos acercamos hasta la línea de la costa. Hasta nuestro árbol hamaca. Es increíble el contraste de colores. Merece mucho la pena visitar este lugar.
Ah! Se me olvidaba! Como pone en el título del post, este día también hubo tiempo para descubrimientos etnográficos! Germán me descubrió una historia increíble...
Resulta que a raíz de catástrofes pesqueras, los hombres de Pimiango comenzaron a especializarse en otra profesión. Se hicieron 'todos' zapateros. Su fama alcanzó a toda la Cornisa Cantábrica y con el tiempo se convirtieron en mucho más que un gremio. Eran un grupo reconocido, cerrado y con jerga propia que, según me han dicho, se sigue conservando en la zona: la mansolea. Es increíble, si. No me ha dado tiempo a buscar en Internet y aportar más datos, pero lo haré.... La historia se vuelve más surrealista aún, cuando me enteré que uno de ellos se hizo pasar por cura para tener una profesión "más honorable y sedentaria" y ejerció de ello durante años en Tresviso...
Para consultar el manual de jerga mansolea, puedes visitar este enlace
Y este para ahondar en la historia del cura de Tresviso
¡Qué excursión tan chula! Sólo le faltan las coordenadas GPS, o un mapa, o un enlace a Google Maps... porque aunque por el nombre me podía imaginar dónde está Pimiango (que además me sonaba familiar), no lo sabía. Bueno, ahora ya lo sé, que lo he buscado. Y claro: quiero ir. Me lo apunto en mi lista de destinos por alcanzar. Gracias, Isa.
ResponderEliminarTocaya!!! Eres mi primera comentarista! Qué guay!!!! Besos!
ResponderEliminarIsa Giménez
¡Qué bueno! Cuando ví el otro día la foto de los pies en fb, enseguida me pasó por la cabeza "pisando fuerte" pero me corté de comentarlo. Ahora sí que lo digo. Me gusta que la gente comparta sensaciones y vivencias sencillas. Los placeres y las felicidades que enriquecen la vida deben ser asequibles y, si es posible cerquita de casa.
ResponderEliminarTe sigo.
Muchas gracias Amokas! A ver si me animo a compartir estas cosas más a menudo. Me viene muy bien hacer algo así sin ningún tipo de presión. Gracias por estar al otro lado :)
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